La alopecia androgénica o calvicie común es la principal causa de calvicie en nuestro entorno y es debida a causas genéticas. De ahí se puede observar un patrón similar dentro de una misma familia, lo que es fácilmente observable y ya conocida por la gran mayoría de personas. Aunque es más común en hombres, un número nada despreciable de mujeres también sufren calvicie aunque se asocia a edades más longevas y siguiendo un patrón diferente a los de los hombres.
La alopecia androgenética es una condición benigna, progresiva y lentamente irreversible (si no se pone remedio) y sigue un patrón característico. Afecta en primer lugar la zona frontal para luego extenderse a la zona temporal y occipital en último lugar. A las mujeres el patrón es diferente, ya que es más difuso y suele afectar en primer lugar la zona parietal y central del cuero cabelludo preservando la línea frontal. A nivel microscópico se caracteriza por una miniaturización progresiva del pelo terminal que es sustituido por pelos vellosos más finos hasta que finalmente se pierden definitivamente.
¿Podemos prevenir o actuar para frenar la alopecia androgénica? La respuesta es: SÍ. Es muy recomendable que, ante los primeros signos de pérdida de cabello o incremento de su fragilidad, se consulte a un profesional de la salud capilar para poder actuar cuanto antes. Existen múltiples tratamientos (con evidencia contrastada) para frenar la caída, fortalecer o incluso potenciar el crecimiento del cabello. A nivel médico podemos actuar de cuatro maneras diferentes como se puede ver a continuación.